domingo, 21 de diciembre de 2014

Cómo mejorar la gestión del tiempo

Con el objetivo de aprovechar de forma más efectiva nuestro tiempo os daremos unos consejos muy útiles para ello.
En primer lugar, sería conveniente establecer objetivos y priorizar nuestras actividades. Seleccionaremos las actividades que reporten el máximo rendimiento. Para ello, podremos planificar y programar diariamente nuestro tiempo en una agenda, que se considera una herramienta básica a la hora de organizar la jornada laboral, o en un horario según nuestros ritmos biológicos, es decir, dependiendo si rendimos mejor por la mañana o por la tarde, o incluso si necesitamos un descanso.
Al final de la jornada destinaremos unos minutos a revisar qué tareas hemos completado y cuáles no y ajustaremos la agenda del día siguiente.
Debemos diferenciar las actividades urgentes de las importantes, sin dar prioridad solo a las urgentes, ya que las importantes algún día llegarán a ser urgentes. Tampoco nos podemos dejar influenciar por el tipo de personalidad que se tenga, ya que si eres perfeccionista pierdes tiempo por la inseguridad de hacerlo mal, y si eres descuidado no empleas el tiempo necesario, lo haces mal y tienes que volver a realizarlo.
Analizaremos las tareas a realizar para poder agruparlas según su afinidad o su franja horaria para ahorrar tiempo, es decir, realizar las tareas similares o con fines comunes y matar dos pájaros de un tiro.
Sería aconsejable manejar eficazmente las interrupciones ocasionadas por los cronófagos o ladrones del tiempo vistos anteriormente. Los que realmente sí podemos controlar son los internos, ya que depende de nosotros mismos ponerles solución. Aunque también están los externos, que son los que debemos aprender a manejar, como por ejemplo, gestionar las visitas inesperadas.
Debemos eliminar hábitos poco eficaces, como no preparar reuniones o el uso del teléfono.
Podremos delegar las tareas urgentes y no importantes a nuestros subordinados, si son de nuestra plena confianza y sabemos que obtendremos un buen resultado.
Convendrá que reflexionemos sobre el tiempo que requiere cada una de las tareas que hemos de ejecutar, pero también hay que reservar momentos para descansar, como dijimos antes, y otros para pensar sobre el trabajo a realizar.
Os adjuntamos un artículo sobre la gestión de tiempo,  escrito por el Sr. Pepe Varela en el periódico El País.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Tipo de personas y su rendimiento.

Existen varios tipos de personalidad o de personas, nosotros nos vamos a centrar concretamente en tres de estos tipos:  la persona perfeccionista,  la descuidada y la perezosa.
Estas personalidades pueden suponer efectos muy negativos a la hora de gestionar de manera eficiente el tiempo que se dedica al trabajo.
Empezaremos por la persona perfeccionista, es una persona que cree que todo puede mejorarse, se esfuerza al máximo en cada detalle y piensa que hacer lo que corresponde es lo primero. Sin embargo, este pensamiento es un arma de doble filo ya que la fijación máxima a cada detalle intensifica el estrés y el miedo a que puedan dar una mala opinión sobre la forma de ejecución de la tarea.
La persona perfeccionista centra constantemente su atención en lo que está bien y lo que está mal, lo que sería correcto o no, además de lo que debería de haber y lo que hay.


En segundo  lugar mostraremos la personalidad de un individuo perezoso.  Las personas perezosas se caracterizan por su dedicación a posponer las tareas o las decisiones difíciles hasta el último momento, ya que no son de su agrado o bien prefieren emplear ese tiempo en otras actividades.
Al igual que la anterior es un arma negativa que puede causar una falta de eficacia para la empresa que se dirige. La pereza también está asociada a la condición humana,  ya que las personas prefieren dejarse llevar y no obligarse a llevar a cabo las cosas importantes en el momento en que se deben hacer.












Por último hablaremos sobre las personas descuidadas. Este tipo de empresarios o trabajadores  realizará el trabajo en mucho menos tiempo,  pero al no emplear este tiempo adecuadamente tendremos que llevar a cabo una repetición de lo que ya hemos hecho para supervisar que no existan fallos que conlleve la consiguiente pérdida de eficiencia. Al fin y al cabo acabaremos perdiendo el tiempo que creímos que habíamos ahorrado en hacer las cosas de ese modo.



La efectividad en el trabajo depende del rendimiento de cada persona y el rendimiento que podamos alcanzar con la realización de una actividad o tarea dependerá del momento en que esta se ejecute.
El rendimiento es la relación entre los objetivos/ metas/tareas alcanzadas y el tiempo en horas trabajadas de manera eficiente para conseguirlos.
Hay personas en las que su rendimiento es óptimo en algún momento del día concreto.
La motivación es la fuente principal del rendimiento.











Fuente: Habilidades directivas. Pearson. López Fernández, M. Díaz Carrión, R. Martín Prius, A. Cuellar Vázquez, L. F. Barrena Martínez, J. Romero Fernández, P. M. Ariza Cabrera, J.M. García Carbonell, N. Foncubierta Rodríguez, M.J